lunes, 29 de junio de 2009

Rentas 2.0

El pasado Jueves fui, por casualidad (todo hay que decirlo) al evento de presentación de HombresG.TV el nuevo proyecto de los Hombres G tras romper con su discográfica de siempre y firmar con Carlos Jean, uno de los posibles Rey Midas de la música.

El evento estaba preparado para fans, twitteros y frikys pegados a sus móviles a partes iguales, haciendo gala de lo que tiene que ser una buena comunicación 2.0, que de eso iba el tema.

Aunque la rueda de prensa, en la que se dijeron cosas como “hay que ser Gilipollas para comprar un CD” a la que no estábamos invitado (ni falta) fue por la mañana, hubo turno de preguntas antes de comenzar el concierto, que a la postre fue tan 2.0 como uno de Los Panchos

Empezaron con sus canciones nuevas, que las tienen y que no son malas, pero claro, pretender romper con su pasado como se oyó mucho durante la noche es pretender renunciar a Hombres G y eso, si quieren seguir ganando dinero, no es posible. Las canciones nuevas son sólo 4 (o las que sean) y los 25 años de historia no son sólo canciones, son una losa que ni David Summers ni Carlos Jean, pueden levantar así como así.

La web, dicen no va a ser un Gran Hermano, aunque va a recoger ensayos, viajes, ratos en la furgoneta y conciertos (vamos, que si no va a ser un gran hermano, que venga dios y lo vea), pero sí será seguramente, lo que hace 25 años habría sido la película “Sufre Mamón” la película en la que se interpretaban a sí mismos.

Cambiarán de productor, cambiarán de forma de vender su música, pero será complicado, mucho, que dejen de vivir de las rentas.



lunes, 22 de junio de 2009

Telecinco contra todo

Qué la forma de consumir televisión en los últimos años ha cambiado, y mucho, es algo que todo el mundo sabe. Bueno, perdón todo el mundo no, y si no que le pregunten a algún programador visionario de Telecinco donde han tenido la brillante (muy brillante por cierto) idea de hacer un programa familiar; como decía Hernán Casciari o son tontos, o no les gusta su trabajo.

Cuando digo programa familiar no me refiero al típico concurso pensado para unos pocos que acaban viendo muchos, sino a un programa concebido para todos que al final no acabará viendo nadie.

Sinceramente, creo que o se le han subido los aires de grandeza o el golpe de esta crisis les ha dado tan fuerte que siguen noqueados y no pueden ver más allá de sus narices.

En Telecinco no se quieren dar cuenta de que el modelo de negocio ha cambiado, y de que nunca volverán a ganar el dinero que ganaron (aún sin la publicidad en TVE), y de que si la TV ya no se ve en familia (no hace falta ser un estudioso del tema, sólo echar un vistazo a cómo se consume en nuestro propio hogar) no se va a ver por mucho que se nos ocurra hacer un programa en el que una familia de una provincia compite con otras 51 de las provincias.

Buff, no quiero entrar a hablar del formato, porque he leído más bien poco sobre el tema, pero esto huele ya desde lejos, a una mezcla entre el Grand Prix y “Sabes más que un niño de primaria”, al menos espero que lo presente Ramón García. (ya puestos…)

Puede ser que el día de mañana, tenga que volver aquí y pedir perdón, cuando “Mi familia contra todos” vaya por su octava edición, no se preocupen, lo haré. Eso sí, si hay que hacer apuestas, creo que tendrá más share, cualquier carta de ajuste.

domingo, 14 de junio de 2009

100 % creatividad



Sé, a ciencia cierta, que este no será uno de esos post que pasarán a la historia del blog, ni por su contenido, ni por su continente. Sé que un domingo por la tarde con este calor de mil demonios no es el mejor momento para escribir, pero también sé, que si todavía me queda algún lector me debo a él, y sé también que se lo debo al propio blog, al que le prometí actualizarlo una vez a la semana.


Este es, tengo que confesar, uno de esos post en el que sé de lo que hablar, pero no se como hacerlo, uno de esos post en el que tengo el tema elegido desde hace días, pero en el que a última hora se te ocurre otro enfoque y te cambia todos los planes.


Podría haber hablado de la reciente moda publicitaria de recuperar viejas glorias, como Raphael, Nino Bravo, o Richard Clayderman (en su día) y ahora el regreso de Chiquito. Me contaron el spot de Chiquito y acudí a verlo con expectación, una expectación que duró algo menos de lo que dura el anuncio. El spot no tiene nada (de nada) bueno sí, a Chiquito, que nunca me pareció gracioso ni me lo parece ahora, pero ahí queda, alimentando esta moda del trastero que nos han impuesto nuestros creativos españoles.


Afortunadamente, no todas los anuncios de helados son iguales, yo sigo enamorado a día de hoy de la mayoría de copys de los helados Ben & Jerry’s, y seguro que aún un año después, muchos recordáis el excelente trabajo de Häagen-Dazs en TV. Cierto es que era un pastelito, lo reconozco, pero en un mundo en el que el sabor ha pasado a tener un carácter secundario, es fundamental saber encontrar una buena línea comunicación que cree empatía con el consumidor (joder, el A,B,C de la publicidad).


Eso si es madurar y no lo que han hecho los señores de Burguer King; Si madurar es meter a viejas glorias con calzador, a partir de ahora dejaré que me llamen Peter Pan.




miércoles, 10 de junio de 2009

Facil de comer, ligero de digerir


Déjenme que hoy me acerque hasta un libro que cayó en mis manos hace algunos días para, como decía su autor, someterlo a revisión en mi blog.

“Coolhunting, el arte y la ciencia de descifrar tendencias: Conozca hoy lo que sus clientes demandarán mañana” suena a menú degustación de cualquier restaurante de nouvelle cuisine de alta gama, y he de confesar que, durante gran parte del libro tuve la sensación de encontrarme ante uno de esos “menús largo pero estrecho” que a la postre te dejan con la sensación de haber probado un sinfín de nuevas texturas y sabores pero que te acaba dejando con hambre, quizás porque ya había probado otro de los menús que Víctor A. Gil propone “Crossumer” (que nunca sabré como se pronuncia) o quizás porque me esperaba adentrarme más en el mundo del coolhunting.

No me quedé con hambre, eso he de reconocerlo, pero me quedé con la sensación de seguir queriendo más, de poder devorar otro plato, de no haber aprendido lo suficiente, de que muchos de los sabores que nos propone Víctor ya los habíamos intuido en Crossumer, y eso, lo queramos o no, da mucha rabia.

No quiero faltar a la verdad y no quiero ser injusto con el autor, el libro está bien, mucho, y muy seguramente, esa sensación de quedarte corto, la produce el hecho de que se lea tan fácil, de que no sea una de esas tesis doctorales completamente teórica a la que llaman y venden como libro. Esto es un libro de los pies a la cabeza, ameno, leible, entretenido, sencillo y divulgativo.

Si me preguntasen una frase que resumiera mi opinión sobre el libro recurriré a un amigo y diré que “Víctor A. Gil ha tenido al coolhunting contra las cuerdas, lo ha podido diseccionar, darle un croché y dejarlo K.O. pero no ha querido”, y parafraseando a Sabina añadiré que Víctor “sabe más de lo que dice, pero dice la verdad”.