domingo, 28 de marzo de 2010

La polémica arbitral.

Un poco antes de la pasada Navidad tuve la suerte de colaborar con un foro de estudio sobre la publicidad de igualdad y violencia de género, así que la última campaña del Ministerio de Igualdad me ha tocado un poco más de cerca.

Que la campaña me haya tocado más de cerca no implica que me haya llegado, todo lo contrario, La campaña del ministerio de Igualdad, paradojas de la vida, te deja totalmente igual. Como si nada. 

Primero creo que la idea creativa está manida, demasiado trillada y que no ha escarbado nada, se han quedado muy en lo básico. Creo que no sólo es que el concepto esté poco trabajado, es que además no tiene la suficiente fuerza como para enfrentarse a un problema de tal envergadura. Otro debate sería, y me gustaría que se plantease, si de verdad pensamos que una campaña con spots de 45" sirve para cambiar actitudes, o la campaña no tiene más que una función propagandística y la hacemos para justificar el presupuesto.  

En cualquier caso, a quién se dirige la campaña? a la gente que aún ve con buenos ojos el maltrato? a hombres, a mujeres? a todos? a ninguno? Qué es lo que pretenden conseguir? Tiene que haber algo que se me escape, porque no me puedo creer que a estas alturas de la película lo que se les ocurre, tanto al ministerio como a la agencia es pedirnos a los españoles que no aceptemos a los maltratadores, como si la problemática fuera la misma que pedirle a los jóvenes que no acepten socialmente los porros.

Saquemos la tarjeta roja al maltratador, que se reconocen fácilmente por la calle, y si no, siempre nos quedará decir aquello de... !Penalti y expulsión de quién Rafa, no me jodas, me cago en mi madre!!!     




miércoles, 17 de marzo de 2010

Del colegio al Marketing promocional

Yo, he de reconocerlo, nunca hice chuletas en el colegio, ni en el instituto, ni siquiera en la universidad, que es mucho más fácil. Enseguida me ponía nervioso y sabía que se me acabaría notando. Cómo habría cambiado la historia de haber tenido este boli. Una imagen (varias) vale más que mis palabras. 







miércoles, 10 de marzo de 2010

Este pepino... No me lo termino !!


Perdonen lo soez del título, pero mucho me temo que algo muy parecido debieron pensar Dani Martín y su banda (El Canto del loco) cuando de la noche a la mañana, unos cuantos detractores unieron sus voces en Facebook, y en unos pocos días el grupo "¿Puede este pepinillo tener más fans que el Canto del loco?" reventaba todos los estudios sobre social media y se hacían con más seguidores que el grupo oficial.

Hace algún tiempo leí un estudio (mucho más serio que el que yo trataré de hacer aquí) sobre reputación online hablando del caso de Amaia Montero, quien tras desafinar en la entrega de los Premios 40 Principales, se encontro con varios grupos en Facebook para reirle la desgracia.

El caso del canto del loco, es completamente distinto, tanto por el origen, como por el resultado final, ya que a la postre el grupo fué clausurado. Decía que el origen es totalmente distinto, porque uno surge de la espontaneidad y otro de la orquestación de un experimento, un estudio del que, si te hiciste fan, fuiste parte sin aurización ninguna y además totalmente gratis. Lo malo de esto, es que ya no sabemos quien está detrás de un grupo aparentemente espontáneo.

Pero dejejando a un lado supuestas conspiraciones y experimentos, ¿qué hacer ante un ataqué así? Yo no soy ningún experto en social media, pero desde luego lo que no haría sería haber clausurado el grupo. Vale, es cierto que antes, con el grupo abierto tenías más detractores que fans, y que eso no le gusta a ningún ego, pero seguro que ahora tienes muchos más, los que no les gustaba tu música más lo que creen que no deberías haber cerrado el Faceboo.

¿No sería mucho más conveniente, digo yo, tomárselo todo como una gracia, hacerse fan del propio grupo, y combatir al enemigo desde dentro? Se imaginan a El canto del Loco siendo fan de un grupo en contra del Canto del Loco, regalando entradas para sus conciertos en ese grupo a, por ejemplo, los perfiles que más transfugas consiguieran... creo que las posibilidades habrían sido inmensas. Pero no, es mucho más fácil salirse por la tangente, cerrar el grupo, y aquí paz y después gloria.

Lo que no pensaron los de Dani Martín, es que es demasiado difícil censurar internet, y a los pocos días del cierre del primer grupo ya había uno pidiendo una rellamada a filas bajo el título (hablo de memoria) "¿Puede este pepinillo tener más fans que aquel otro que secuestraron?"

Supongo que aún a día de hoy el pobre Dani Martín, que ya hizo lo que pudo con el primero, seguirá pensando que "este pepino no me lo termino"

lunes, 1 de marzo de 2010

El Impuesto Revolucionario

Hoy les quiero hablar, aunque no sé si lo haré con acierto, de una bonita iniciativa que tuvo lugar en mi oficina hace algunos días, y que mi amiga Aída, y ya fiel lectora de este blog, dio en llamar: El Impuesto Revolucionario.

La verdad es que no sé, si la iniciativa tiene demasiado que ver con la publicidad o con los medios o con la comunicación, pero también es cierto, que parte de una buena idea, y aquí las buenas ideas siempre tienen cabida, venga que ya empiezo.

Hace algunos días me llegaba al correo interno un mensaje que (traducido) venía a decir algo así como: "¿Quieres venir vestido informal a la oficna (porque por mucho departamento de comunicación que seamos tenemos que ir con traje) pues el viernes 26 de febrero, trae £1 y ven vestido como quieras"

Parecía un chantaje en toda regla, pero cuando uno continuaba el mail, se daba cuenta de que era por una buena causa, ya que donarían todas las libras recaudadas con el impuesto revolucionario, a la investigación contra el cancer.

A mí me pareció una acción brillante, una buena causa y un día sin ir encorsetados a cambio de una sola libra. No está mal. Aunque la revolución sólo durase un día.