Aunque yo no soy mucho he hablar de redes sociales, entre otras cosas porque hay miles de blogs que lo hacen mejor que éste, esta semana le vuelve a tocar el turno a Facebook (a pesar de que fuera Twitter la que se volcase literalmente con el terremoto de Haití).
La cuestión es que, tras el juego de los sujetadores del que hablamos aquí hace un par de semanas, hemos pasado a un zoco magrebí en el que todo vale, y hemos recuperado una tradición que yo creía erradicada como la peor de las pestes, y más propia del Internet del siglo pasado que de un país que aspira a la madurez digital.
Señores, hemos pervertido Facebook, hemos extraído la peor parte de un juego ingenioso y con estilo, y la hemos deformado hasta el esperpento, con el agravante de hacerlo en público. Hemos llenado nuestros muros de corazones para apoyar a la gente con Cáncer (creo que hay mejores formas de hacerlo), hemos divulgado que American Airlines llevaría gratis a Haití a médicos y enfermeras, o que los dueños de Facebook donarían un euro por la catástrofe cada vez que alguien lo pidiera en el muro.
Lo siguiente ya lo conozco, así que por mí se lo pueden ahorrar: Bill Gates repartirá su fortuna (esta vez de verdad), o que hay gente egoísta que tiene más de una cuenta de Facebook y necesitan saber qué usuarios osn activos y cuales no, y un sinfín de etcéteras de sobra conocidos por todos.
Supongo que la gente que nos dedicamos a la publicidad no podemos hablar demasiado alto porque también hemos pervertido no sólo esta red, sino todas las redes sociales, eso sí, eso se merecería un post aparte.