No sé si recordarán aquel episodio de Los Simpson en el que Homer dice "Yo no soy un hombre que se sorprenda fácilmente, Mira, un coche azul!!!!
Creo que podría ilustrar, pero a la inversa, nuestro artículo de hoy, en el que toca hablar de la idiosincrasia de nuestro país. Nuestra querida España. Y sí, sé que me estoy metiendo en terrenos pantanosos.
Nosotros, al contrario que Homer, sí somos un país que se sorprende fácil, se sorprende e incluso se indigna, y a partir de ahí nada, repetimos ciclo. Volver a sorprenderse, a indignarse y a no hacer nada. Ojo, yo el primero, que no trato de acusar a nadie, tan solo de exponer un sentimiento.
Nos sorprendemos de que el señor Camps, que está imputado por el caso de los trajes no solo se presentara a la reeleción de la presidencia de la Comunidad Valenciana, sino que además las ganase. O de que el señor Rajoy nos suba los impuestos sólo un mes más tarde de que prometiera no subirlos; (bueno, de esto sólo se sorprenden unos pocos, los otros lo justifican). O nos sorprendemos de que el señor Hernández-Moltó (Consejero Delegado de Caja Castilla la Mancha) dejase la entidad al borde de la quiebra, gracias entre otras cosas a la construcción del aeropuerto de Ciudad Real, y nadie le exija responsabilidades. O el más reciente caso de Iñaki Urdangarín, y un sinfín de etcéteras.
En nuestro pequeño mundo publicitario las cosas no son muy distintas; haces cosa de casi 4 años, WPP uno de los 4 grandes grupos publicitarios a nivel mundial compró Sofrés, el actor "independiente" encargado de medir las audiencias; el mercado se sorprendió, y en este caso algunos si trataron de frenar la operación, pero tiempo después la compra se produjo y el mercado olvidó sin consecuencias.
No mucho después, en enero de 2009, Antena 3 anunciaba una de las grandes aberraciones publicitarias, la Pauta Única, puesto que daba al traste con cualquier intento de conseguir afinidad por parte los planificadores. Nuevamente, el mercado se sorprendió, y puede que hasta se indignara, pero tiempo después ha pasado lo que siempre pasa en este país. Nada. O peor aún, que ha sentado precedente y Telecinco copió el modelo el pasado agosto, para hacerlo extensible en febrero a sus nuevos canales; Divinity (que llegó en Febrero de 2011) y Energy (estrenado este mismo enero). Ambas emitiendo a la vez la misma publicidad que Cuatro.
Yo ya ni me sorprendo ni me indigno. Porque sé de sobra que, como todos, voy a acabar haciendo nada. Y sin indignación ni sorpresa expongo aquí que hemos llegado al esperpento televisivo, a la antiafinidad, a no cuidar en absoluto el producto más preciado que tienen las cadenas: su publicidad y su audiencia. Me explico: Divinity es una cadena eminentemente femenina, cuya programación incluye series como Sexo en Nueva York o Mujeres Desesperadas, mientras que Energy, pensado para los chicos cuenta en su programación con Top Gear o Desafío Extremo. Podrían ser buenos productos, buenos canales, capaces de tener a audiencias cautivas y de ofrecer buenas conversiones para los anunciantes; Imaginen los bloques publicitarios de Energy con anunciantes como Gillette, Braun, Adidas, Nike, Bosh, Mercedes, etc; Mientras que Divinity estaría más encaminado de Olay, Vichy, L'oreal, Carolina Herrera, y demás. Tenía toda la lógica. Pero no, gracias a la pauta única ideada por Telecinco, los cortes publicitarios de Energy contarán con anuncios de Ausonia, de Evax, de Vaginesil, o de Roch promesas cumplidas; y viceversa.
Mientras tanto, los señores de Telecinco, y los de Antena 3 en su día, estarán sentados en su sillón pensando en su bonus, porque cuando los anunciantes se cansen de tirar parte de su dinero, ellos ya no estarán. Y nosotros, planificadores de a pie, estaremos en el nuestro pensando en poner una floristería, para cuando explote la burbuja del Grp, tener algo que hacer con nuestras vidas.