miércoles, 6 de enero de 2010

Día de reyes (II)

Anoche, quizás porque uno ya se siente demasiado mayor para reyes, me acosté tarde, muy tarde, tanto como para escuchar pasos, ruidos y envoltorios al otro lado de mi puerta, en el pasillo. No quise salir.


Esta mañana, quizás porque el catarro me tiene aletargado, he visto la casa llena de regalos sin excesiva ilusión, quizá también por la edad he esperado a que estuviéramos todos y hemos empezado la curiosa ceremonia en silencio, cada uno, más pendiente del regalo del prójimo que del propio, no por envidia, ni mucho menos, si no porque nos puede el voyeurismo. 


Enseguida sabía que no me iban a regalar un Mini, el regalo de estas navidades, que aunque no lo hubiera pedido me habría hecho ilusión. A medida que iba abriendo regalos me iba viniendo a la mente un spot que vi hace algunos años, y he comenzado a mirar a mi madre con recelo, supongo que hice bien en no cruzar la puerta anoche.




2 comentarios:

nus dijo...

Uno de los responsables de ese genial spot es un gran amigo mío. Esta mañana lo he visto también en un zapping. No puedo evitar sentirme un poco orgullosa. Que raro ¿no?

Pedro Muñoz Valencia dijo...

Es raro sí, pero a mí me paso algo parecido cuando vi aquel spot de La Despensa en la Sexta, aquel "Primer anuncio del año".

Supongo que nos pasará a todos. Sobre todo a nuestra edad.