martes, 20 de septiembre de 2011

El rescate griego

Un profesor mío de universidad nos decía que la mejor manera de saber cómo va un país, es mirar su publicidad durante unos minutos, que esa es una de las mejores radiografías que te puedes encontrar.

Yo tengo que reconocer que en Grecia no vi demasiada TV pero aún así la imagen publicitaria que me llevé fue desoladora, la radiografía revela que el enfermo está muy grave.

Puede que a Grecia le pase algo peor aún, que no esté tan enfermo pero que lo parezca, me traje la impresión de que Grecia no se sabe vender, ni hacia fuera ni hacia dentro.

Por un lado, ni un sólo anuncio memorable, nada que me llamase la atención, ni una valla, ni una marquesina, sólo uno, que merece un post a parte, pero por lo desacertado. La publicidad, por muy superficial que me queráis llamar, nos alegra, la mayoría de las veces; al ser triunfalista y tener siempre un final feliz es como esas comedias románticas que a uno le hacen poner los ojos vidriosos.  

Por el otro la publicidad es necesaria para vender, no venderles más productos a los griegos, sino más Grecia al mundo, más estilo de vida, más mediterráneo, o quizás, simplemente vender la tranquilidad que a muchos turistas les hace falta para no cambiar su destino por Croacia o por Malta.

Yo volví de Grecia con la sensación de que es un país que no tiene demasiado que ofrecer, o al menos de que lo que tiene lo ofrece mal, quizás sea esa la razón por la que no recuerde en absoluto su publicidad.







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