martes, 4 de marzo de 2008

Jornada de Reflexión


He dejado concluir al completo esta jornada de reflexión post- debate, para que usted, que ya sabía a quien iba y a quien no iba a votar haya tenido tiempo de empaparse de análisis y más análisis sobre quien golpeó más y quién más fuerte en cada uno de los debates. Al final señores, lo mismo de siempre: Caca-pedo-culo-pis.

He de reconocer que seguí con más intensidad y pasión el primer debate televisivo después de 15 años (parece ser que los debates sobre el estado de la nación que se hacen cada año, que da La2 y en los que realmente se debate no son ahora debates),que el segundo; al igual que el resto de los españoles ya que ayer se sumaron en un millón menos que el lunes anterior. A fin de cuentas más de la mitad de la población adulta contactó con el cara-a-cara y eso que en España, según decimos, no nos gusta la política. La mayoría de esos 22 millones (ni operación triunfo en su mejor forma) lo siguió a través de la primera, imagino que por cuestión de sinergias, y que las cosas oficiales (véase las Campanadas) hay que verlas en La Primera, aunque el resto de cadenas compartan señal.


Cuatro y La Sexta podríamos decir que estaban obligadas a ofrecerlo, porque son sus primeras generales y porque necesitan ganarse el respeto del respetable, pero sinceramente no creo que Telecinco y Antena3 se equivocaran demasiado programando otra oferta, para los realmente apolíticos.


Sobre el debate en sí: poco o nada que contar, entre otras cosas porque ya se ha hablado y escrito mucho a lo largo del día, y sobre todo porque cumplieron a rajatabla el guión de: y-tú-más-y-tú-más, poniendo en relevancia temas olvidados y oxidados como el famosos Prestige (en mi casa habíamos llegado a hacer apustas de cuanto tardarían en sacarlo). Les faltó atribuirse el merito de los Planes Marshall, o de la reconquista de Don Pelayo. De patio infantíl, sin más. Menos mal que la mayoría de votos ya estaban dados, porque como tuvieramos que votar en función de cada debate...

Buenas noches y Feliz jornada de reflexion (o de inreflexión).

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