
Siempre que empiezo a hablar sobre el Suprematismo Ruso soy calificado primero de pseudointelectual y posteriormente de freaky revenido sin solución ni futuro, sin embargo hay un aspecto que salvar de todo esto: el Concepto.
Llevo años, y años, escuchando que lo realmente importante en publicidad es el "dichoso" (dicho con todo mi cariño) concepto, que un mal concepto creativo te puede arruinar una buena producción y viceversa, que uno bueno te salva una realización mediocre.
Al igual que para los rusos de principios del siglo pasado (el XX) para los publicitarios actuales lo más importante es la abstracción máxima del mensaje para servirnos un plato cuasi deconstruído. Hasta el punto que cade vez más proliferan en nuestras agencias (las suyas) estas figuras de deconstructores y conceptualizadores creativos (prometo uno para la semana que viene).
En publicidad puede que sí, que los suprematistas rusos fueran sabios visionarios de lo que ocurriría a principios del siglo XXI, pero señores, en Televisión no ocurre lo mismo. El concepto importa, pero importa mucho más la forma que adquiere ese mensaje, el ritmo, y ese tipo de cosas.
Sirvan como ejemplo programas como Operación Triunfo, un concepto brillante, un gran formato y sin duda un buen programa; pero nada más lejos de la realidad en su tercera edición en TVE ya estaba quemada, no supieron sacarle partido; ahí llego Telecinco y a río revuelto... ya se sabe. En el lado opuesto, aunque con el mismo recorrido se encuentra una comedia extraída de Noche de Fiesta, pasada luego de tourné por porvincias, hasta que recala de nuevo en Telecinco, ahora "matrimoniado" con el otro Rey Midas de la Televisión: Don José Luis Moreno. Y es que sí a mí hace dos años me dicen que parte de la comedia de Noche de Fiesta va a resultar uno de los espacios más rentables de pre-primetime y va a obtener en muchas jornadas el minuto de oro del día, rondando los 8 millones de espectadores, la verdad es que me habría reído del que fuera (tal vez me falte rodaje como planificador).
En fin ¿dónde está ahí el concepto?
Llevo años, y años, escuchando que lo realmente importante en publicidad es el "dichoso" (dicho con todo mi cariño) concepto, que un mal concepto creativo te puede arruinar una buena producción y viceversa, que uno bueno te salva una realización mediocre.
Al igual que para los rusos de principios del siglo pasado (el XX) para los publicitarios actuales lo más importante es la abstracción máxima del mensaje para servirnos un plato cuasi deconstruído. Hasta el punto que cade vez más proliferan en nuestras agencias (las suyas) estas figuras de deconstructores y conceptualizadores creativos (prometo uno para la semana que viene).
En publicidad puede que sí, que los suprematistas rusos fueran sabios visionarios de lo que ocurriría a principios del siglo XXI, pero señores, en Televisión no ocurre lo mismo. El concepto importa, pero importa mucho más la forma que adquiere ese mensaje, el ritmo, y ese tipo de cosas.
Sirvan como ejemplo programas como Operación Triunfo, un concepto brillante, un gran formato y sin duda un buen programa; pero nada más lejos de la realidad en su tercera edición en TVE ya estaba quemada, no supieron sacarle partido; ahí llego Telecinco y a río revuelto... ya se sabe. En el lado opuesto, aunque con el mismo recorrido se encuentra una comedia extraída de Noche de Fiesta, pasada luego de tourné por porvincias, hasta que recala de nuevo en Telecinco, ahora "matrimoniado" con el otro Rey Midas de la Televisión: Don José Luis Moreno. Y es que sí a mí hace dos años me dicen que parte de la comedia de Noche de Fiesta va a resultar uno de los espacios más rentables de pre-primetime y va a obtener en muchas jornadas el minuto de oro del día, rondando los 8 millones de espectadores, la verdad es que me habría reído del que fuera (tal vez me falte rodaje como planificador).
En fin ¿dónde está ahí el concepto?